miércoles, 4 de diciembre de 2013

Mejor amigo


Solía irse a volver hasta el día que no. Pensé sintió ya lo ha visto todo en esta vida. Ese día era cualquiera. Llevaba encías usadas, cuerpo maltratado, cara pálida, cabeza confundida, parecía jugador de fútbol en su retiro. No llevaba su nombre el collar que le recordaba tenía hogar. Ese nombre de guerrero y artista que le pusimos cuando mi hermana me preguntó por el mejor jugador del momento. Ese que él no encontraba en su aventura por entender quién era, quién sería. Ese nombre del mejor jugador del año 2000 que le gritaban sus seres queridos buscaba. Ese nombre de estrella que se fue al equipo rival por millones de motivos. Pero él se fue con ese motivo noble pensé, como lo hacen los de su especie para no afectar a la manada. Intuyó alejarse para no complicar más a nadie con sus achaques, buscar un lugar propio donde descansar solitario. Prefería lo recuerden bajo ese auto de cachorro, o saltando en el parque, saludando con emoción a la familia. No con ese ladrar ronco o andar rengo de ahora. Pero volvió. Cuando menos los buscábamos, resignados. Misteriosamente, para recordarnos que lo inexplicable ronda la esquina, que la vida suele pasar en un minuto, que todavía le puedo decir viejo Figo. Ronco, ladró. 


miércoles, 16 de octubre de 2013

El número once

El once no descansa en paz porque ni la felicidad alcanza. Se ha equivocado la publicidad otra vez. Ya lo dijo el bolillo antes de la felicidad. Observación obvia, aburrida para los intelectuales: el deporte nacional acá es darle palo al que está arriba.   Pero no fue solo esa boca del bolillo lo que nos dio un pedazo de la torta en la fiesta grande. Esa boca trajo el verso necesario para creer en nosotros, pero también tragó canciones, balazeras, entre otras pasiones extremas alrededor de este simple juego de pobres. Capitalizó 70 años de proceso diciendo las cosas claras. Nos llamó por el primer nombre, ofreció papel higiénico cuando lo necesitábamos. Su estilo gerencial fue hablar como obrero.

Sabemos que no fuimos al primer mundial en 1930 por falta de fondos para el viaje, por ser pobres. Y aunque ahora vamos por lo mismo, queda claro que desear no es suficiente. El once supo y sabe que antes de la motivación llegó el proceso de profesionalización desde los Balcanes. Vivió de cerca como hijo de una gloria del fútbol local sin mayores logros esa etapa donde jugábamos lindo pero no ganábamos. Su padre, fue el primero en cruzar el charco para jugar en el Jerez de La Frontera en España, y le hizo un gol a Uruguay en 1989 en la Copa América de Brasil que nos trajo al futuro rico. 



LLegó futuro mejor, se fue el pasado nostálgico, ese pasado en el que en 1965 estuvimos cerca de llegar a Inglaterra 1966, en el que tuvimos al mejor goleador del continente haciendo goles para los uruguayos, en el que nos robaron partidos importantes como finales de copas. Esa selección de jugadores como Benitez, silvestres jugadores de fines de los ochenta, se impuso a disputas regionales absurdas, a su lucha interna por ser profesional a tiempo completo, por demostrarle al país que ser pelotero no es ser vago infame  fumón y desgraciado. Así lo demandaba la mano fuerte de Dusan. Dicen, a la mala entendemos. 

Dusan es Drascovich, formador balcanico de jugadores que llegó en épocas que traíamos israelitas expertos en defensa, sabía de guerras entre hermanos y de biomecánica. Pisó este suelo fértil con una cinta métrica mágica, con unas palabrotas de aliento en la boca. No supo de regiones ni colores, se fundamento como buen científico en las valencias físicas.  El planeta fútbol entero había puesto ojos en la Yugoslavia de los ochenta fue campeona mundial juvenil y predecía el fútbol híbrido futurista de técnica latina combinado con fuerza de la ciencia, exportaba soñadores técnicos y le llamaban la brasil europea. El Dt montenegrino cuando llegó a Ecuador puso a correr(trabajar) al talentoso Aguinaga y al más técnico cerca de su arco,  a un Ivan Hurtado de 16 años.  Se ordenó de atrás hacia adelante con obreros, al goleador Byron Tenorio también lo volvió defensa para asegurar el juego aéreo, retrasó al delantero del momento, el frentón Muñoz.  Valoró el aspecto físico, implantó la polifuncionlidad, trabajó en la formación de goleros y reforzó el aspecto mental de jugadores como un Agustin Delgado, joven delantero que recién cuajó una década más tarde con una inolvidable camada que hasta fue tildada de extraterrestres, con Kaviedes .

Ayer frente a Chile en las eliminatorias a Brasil 2014 ganamos perdiendo.  Es verdad,  la maldita bendita pelota es caprichosa como la vida, el marcador siempre es algo subjetivo al final, así como ninguna cifra relata una vida. Lo aritmético de este deporte puede explicar quién ganó pero no realmente porqué.  Hay algo mas importante que ganar y es querer ganar, pero nos demoramos casi un siglo en encontrar como hacerlo.
Algunos de este equipo nacieron cuando la formula ya existía y volverán a un Brasil que los vio campeones Panamericanos juveniles y de clubes en este futuro mejor pero no tan distinto. Clasificamos por goles no recibidos, anotando menos pero ahorrando mas, revolviendo la formula original de Dusan. Sin embargo, como la publicidad indica y desea, creemos que estamos en crisis y aún queremos mas y mas. Por eso romántica la formula matemática que nuestro fútbol practica con Rueda. Hay un equilibrio en el deber y haber, una forma de alcanzar la felicidad abrazando la realidad propia, adquiriendo poco pero cuidando y valorando mucho lo que se tiene. 

Y aunque la memoria colectiva es ingrata con los defensas, y casi solo los técnicos los valoran como a los goleadores, el chucho sabía que sus goles no valían nada sin esos compañeros, sabia de grandes glorias como Holguer Quiñonez, Wilson Armas, Wilson Macias, Dannes Coronel, Urli Canga, Andrés Nazareno, Carlos Ron, Fausto Carrera, Pablo Marín, entre otros.  Por eso les daba felicidad, los ponía a todos del mismo lado a bailar  y seguro lo extrañan tanto por eso como por sus goles.   

Su consuelo será vernos en Brasil otra vez deseando más, sabiendo que él ya está en ese lado del que no sabemos nada pero todos vamos, sin importar esos números que ahora nos representan.El once no descansa en paz porque ya nada alcanza.


http://www.youtube.com/watch?v=teiPGy2byI0

viernes, 16 de agosto de 2013

Volvernos tristes


Para algunos de esos ¨niños pobres¨  por los que tanto se desbaratan los adultos ricos en la tv la verdadera pena es lo del chucho. No ellos, ni los otros, ni los zapatos, o la selva, sino lo perdido, esa alegría compartida en el gol de un país, ese momento raro de sentir hermandad, igualdad, unión. 
Deberíamos escuchar ¨corazón que no olvida.¨.  Deberíamos chumarnos por esa quimera ya extinguida, por ser así nosotros siempre, depredadores, divididos, en regiones, colores, ingresos, en vicios. De luto hoy nuestra existencia viste, y nos preguntamos como un amor nos ha vuelto tristes, preocupados, enfrentados, cómodos, lejanos, pero la pregunta es cuando no lo fuimos. 
Pero luego, apagamos la pantalla, visitamos un parque, vemos esos niños pobres gritar felices la entraña adolorida como vos hacías, chucho de mierda! 

http://www.youtube.com/watch?v=33enmg4BZcw


sábado, 20 de julio de 2013

O povo vs futebol




Dilma Rousseff, 

Brasil es la sede de la Copa Confederaciones 2013. En la final, enfrenta al campeón del mundo, bicampeón de Europa, España. Es una gran celebración del pueblo, pero ahora este demanda mucho más que otra fiesta plúmbea. Parecía entonces ese fútbol saturado se curaba con el jogo bonito, esa noche con activismo hermoso. Miles celebraban adentro, otros miles reclamaban afuera. En el estadio Maracaná, cuyo nombre es el de un periodista, el juego global de inequidades se evidenciaba. Los espectáculos modernos no despistan desigualdades ni protestas, en el tercer mundo  o el primero.  Las reafirman. Algunas canchas son solo plataformas, pateamos el planeta buscando diversión, dinero, justicias.  Imagina como sería ir al estadio de la mano de una guerrillera brasileña  una bomba panfletaria en la otra. Poco rentable sería, muy romántico, revelador. Respirarías con dificultad pizcas de aire esquivo, como cuando se entiende un susto tanto que avisa el cuello. Podrías jugarte la vida por los demás. Podría ser lo que falta, una consigna diferente arriesgada. Se abriga la sentencia. Hay que hacer algo. Toda noche se acaba en su punto máximo de oscuridad.


jueves, 6 de junio de 2013

Cual es Cual ?








Gozo solito con ese chiste. Ese súper nuestro, de la gente de fútbol de esta ciudad. Me lo hizo ese jugador pepa de futbol profesional de segunda, esa leyenda de las canchas amateurs de Quito, El Tasi,  mientras caminaba junto a un pana broder. Era uno de esos que se parecen tanto a uno, que se puede contarlos en las malas y en las pésimas. Son casi familia. Esos a los que uno puede decirles que se vayan. Que vengan. Esos los llaman ñaños. Algo parecido a un pueblo vecino.

El otro día una sandía en la carretera, saliendo de Quito, cerca al redondel del ciclista, era deliciosa la jugosa. Era peruana. Yo desayunaba, recién, se las trae de un lugar más allá de mi pasaporte. Igual la disfrutaba, como a Guayaquil, como a todas las cosas dentro de este mapa y fuera. Igual lo son.  Podríamos viajar si quieres con mi cédula a Mancora o Montañita. El nacionalismo a veces es solo otro juego, pero la identidad no. 

Me acordaba entonces, de jugadores con identidades parecidas, mientras escuchaba en la radio que el zurdo con pinta bacana de grafitero de Cotocollao, Alex Colón, no tenía visa para viajar a Estados Unidos para jugar un amistoso.  Irónicamente, su apellido de conquistador se quedaba en Ecuador sin ir al norte, por lios de ¨ doble identidad.¨ De pronto se volvió mas ecuatoriano y peruano que todos los otros seleccionados, se volvió el mas representativo y promedio de toda una región de este planeta.

Me acordé de Fidel Martinez. Un salido del lote.  Su marca, su nombre, tan fuerte como una revolución, como señalaba el pana publicista. Un campeón panamericano de la generación de Montero, Banguera, Rojas, Sixto Vizuete. Un neymar criollo. Uno que inventó ese peinado. Un zurdo de esos que fantasean con el balón a punta de alegría y atrevimiento, como él mismo dice, como pocos, un Robert Burbano, un Fabian Paz y Miño, un Ivo Ron, un Walter Ayoví. Uno diferente, de esos que escasean, que ven desde otro perspectiva las cosas. Como Colón, cuando arremetía en las naves construidas por humanos sobre nuevas tierras. Fidel  Martinez ha llegado al norte a través de la densa Tijuana pero aún no llega a la selección. Cual de los dos es más hábil, cual hace mas fantasía, cual hace goles de lejos en parábolas perfectas?  Cual será el próximo Juan Vargas ecuatoriano? Cual zurdo suplirá la elegancia de Walter en unos años.

Me acordaré siempre de otro gran paseo en mi niñez, la vez que fuimos por tierra a Chile pasando por Perú. Cual era Ecuador, cual era Perú, Cual era Chile?  Cual Sandía es más nuestra? Cual ciudad era mas gris, cual campo mas verde? Cual selva era mas nuestra? El encuentro deportivo con los hermanos peruanos es una guerra apasionada, violenta, es una disputa intrafamiliar. Es solo un juego también. Uno mayor, un clásico. Somos tan parecidos que en la pica vemos reflejado lo que no nos gusta de nosotros.  Jugamos a conocernos, a derrotarnos. 






viernes, 24 de mayo de 2013

Sin héroes por el pico y placa


Los hinchas siempre creamos excusas raras de porqué queremos tanto a nuestro club pero no vamos al estadio. Algunas parecen cuentos de superhéroes.  Como muchos niños ecuatorianos conozco dos héroes, uno que conocí leyendo el terruño en la escuela, y otro jugando en la cancha. Hoy no sé como festejar al del terruño, y ayer no pude ver la despedida del de la cancha.

Era temprano y cuando el flash disparó una luz verde ya era tarde. Se iba el aviso a la oficina central en forma de pixeles acusadores, se venía el castigo en forma de dinero. Era como el flash del fotógrafo de tu último partido importante. Esa foto delataría algo más allá de la alineación o la infracción de tránsito, documentaría la acción, avizoraría la consecuencia.  No escuché el sonido de la cámara como luego escuché lo que me decía el encargado de empezar a cobrarme. --Usted se hizo esto señor--. Vaya a pagar rápido mejor---
Me había metido en un pito de platas en cuestión de minutos. Pensé, no sea malito jefe, me olvidé por el feriado. No le puedo ayudar señor, usted se hizo esto. Piense.

No me acordé ese momento de 1984 y la moral mientras lo vivía un poco. Ya estaba en el sistema, en la imagen, como el personaje del libro de Orwell, que en los años cuarenta cuenta sobre un futuro dominado por pantallas.  Un día futuro en el que un gran hermano regulador nos dirige a través de imágenes, diciendo qué hacer, cuando, como, qué no hacer.

Tampoco me acordé ese momento del niño hermoso de tres años que solo vestía de superheróe o futbolista. Acepté la pena olvidando otra,  olvidando que en ese mismomomento jugaba el último partido oficial el capitán superhéroe de mi equipo, campeón de América en el 2008, el único campeón ecuatoriano de América. Lo recordé más tarde levantando la copa, escuchando sus lágrimas por radio en internet, pasando sus goles de larga distancia como misiles a los ángulos de los arcos en la pantalla de mi memoria.

Ciento seis billetes recién retirados de una ventanilla entregué en otra, una hora mas tarde del pito. La plata va y viene, la plata es lo de menos, la plata de la calle vuelve a la calle, decían los consejos. Verdad,  hasta que te falta la plata. Pensaba. Como con 1984, no leía claramente la situación, no entendía porque me pasaba. Ironicamente en el monumento al ciclista, yo, que me considero un ciclista de montaña urbana, recibía una multa por andar en auto. Ahora lo entiendo.  Quizas necesito ese rigor para leer que recomendaba un experto. Lo que me quedaba claro, la eficiencia para cobrar que tenemos en el futuro.

El último partido del jugador héroe se recuerda siempre.  La vida lo ha llevado a su límite junto a su afición. El profesionalismo es tan fugaz que nuestro único capitán héroe se ha retirado un día como ayer. No se llama Abdón, no lo han mutilado, la historia no lo ha deformado. No es un soldado raso que murío en la batalla dando ejemplo.  Se llama Patricio, juega como manaba como dice mi pana, es miembro de la nobleza de la historia del fútbol ecuatoriano. La eterna imagen de sus brazos en el aire levantando la copa es lo que ha quedado.





sábado, 18 de mayo de 2013

cuando el futbol no alcanza

Las miradas estuvieron hechas de miedo de fascinación.  Prestando atención a los detalles fue un momento que el tiempo pasó transcurriendo y ocurriendo, como cada segundo y el segundero. Fue esa cámara lenta que uno mira desde arriba como si fuera una mirada ajena a nuestras existencias. Ese documental de nuestro paso por el planeta que dicen te pasan en la mente a la salida. Fue solo un trailer de eso. Viví otra escena que veré en su momento. Valió la pena encontrarte tan lejos. La pena suele ser rabia enjaulada y mientras yo sentía un poco de las dos mi cuerpo quería estar ausente del todo. Desplacé mi ser sin poder encontrar ojos de nadie, ni siquiera saludé a las siluetas que adornaban el cuadro. Estoy mal calculé. Mis habilidades sociales se echaron por la borda el momento que sintieron tu presencia. Que no sea normal lo siento. Que no me convenga no. Estoy bien agregué. Asumo la canción que me tocó en este momento. Asoma un rol desafiante en mi camino. Quisiera algún dia conozca como sumo realmente. Quisiera conozca escribiendo mil disculpas magistrales. Todo esto seguro comenzó ese día con tus primeros desaires, o la vez que mentiste para no tener que decir verdades dolorosas. Esa abrupta hora en la que empecé a desligarme de todas las otras verdades. El día en que conocí el arte a fuerza de imágenes encantadoras. Esa noche que me deprimí pueril en tus hondonadas, cuando el murmullo de las cóncavas reacciones de tus cabellos me poseía. Fue necesario no consumarlo, para sentirlo siempre en el recuerdo. Ahora siento que cierto tiempo quería que nos juntáramos.  ¿Ahora que quiere el tiempo al ponerte en este párrafo?, en mi mirada fascinada y aterrada.

miércoles, 24 de abril de 2013

Del Kichwa al Guaraní



¿Como se dice suerte, lluvia, en quichua?               
                                                  ¿Como se dice entrada, gratis, en guaraní?

Fui al estadio a ver al equipo tricolor hace un mes. En verdad, el  equipo vino a jugar a mi barrio. Llegaron de lugares tan lejanos como Kiev, Manchester, tan cercanos como El Oro. Goleamos tanto a Paraguay que grité el odioso ¨si se puede¨  medio que brincando, como guambra, hice hasta la ola. Desde el inicio amenazaba la lluvia con asistir, tenía boleto numerado. El público adquiría un pedazo-poncho de plástico a dos dólares, comía empanadas a uno, chupaba helados, tomaba cebada, compartía anécdotas gratis, disqué peleaba puestos numerados. Vivía, realmente, en alta definición. Era el Atahualpa. Era, martes. Eran las eliminatorias. Era, sábado. Luego de la espera, dos equipos caminando con elegancia protocolar ocuparon la kancha. Mientras, un brasilero árbitro pensaba en portugués, el sorteo por la kancha en español. Ecuador recibía a Paraguay en el Atawallpa, dos mil ochocientos metros de ventaja al cielo carioca, cuarenta mil corazones numerados latiendo acelerado cantaban. La pasión de la reina Pacha y el invasor Huayna Capac daba su nombre guerrero al campo en disputa siglos mas tarde. Juegan el honor de asistir al mundial de fútbol del jogo bonito, Brasil 2014. Supone además ir al futuro, el deporte para todos, al turismo ecológico, el urbanismo postmoderno, al progreso Latinoamericano. Nuestro pueblo de símbolos compartidos cantaba su himno, esa línea abstracta en la mitad de nuestras almas atravesaba el concreto de las gradas por las venas. Brotaba esa identidad compartida entre hermanas y hermanos de páramos, ríos, selvas, senderos, playas, bosques, leyendas, islas, montañas, ciudades encantadas. Esa tierra de campos a colores primarios, climas variados, altitudes descollantes, agrupaba todas las etnias en el rectángulo verde.  Quizás diría Bourdieu, ese capital cultural de la destreza con los pies  lo dominaba, hacía magia e historia de una pelota. Ese capital es del pueblo, que orgulloso en la frente veía radiante a su equipo ganar. Hasta el Pichincha miraba imponente, millares de héroes surgir.  

Algo parecido aunque opuesto también sentí viendo entrenar a Paraguay hace algunos años. Era una     mañana calurosa de esas en Pomasqui, a pocos minutos de la línea imaginaria que limita al sur del norte del planeta, horas antes del encuentro eliminatorio para el mundial de Japón y Corea 2002, antes de la gran hazaña. Reporteros improvisábamos en esa pampa seca, como los pegajosos sauces llorones que rodeaban el ambiente, mientras los  caciques guaraníes planeaban su asalto al Atawallpa. También el solitario árbol en el Casitagua espiaba en la grandiosa luminosidad canicular de noventa grados. Trotaban bromeando, era un día relajado cercano a la batalla.  El entrenamiento ocurría normal y rutinario, cuando algo llamó realmente la atención de algunos de los presentes. Era un  redoble de tambor que poseía el momento creándolo a su ritmo. Eran alegres y marcaban territorio a su manera esos ruidos inentendibles. Reportábamos venían a lo lejos desde esas enormes cabezotas de búfalos, salidas de cuellos como las montañas que nos rodeaban.  Pronosticábamos el choque físico prometedor.  El biotipo fornido del equipo ecuatoriano  era el de la generación del rey Ulises, esos pupilos del General montenegrino Drascovich, que le otorgó el mando al gran Iván, el más técnico, que lideró la gran hazaña.  Sorpresivo y divertido fue escuchar Ayalas, Benítez, y Gamarras, disparar esos sonidos cadenciosos que luego al confundirse con el escándalo de unos pájaros, luchaban por imponerse. Después de varios años llegué a comprenderla. Esa aplastante, súbita, bofetada dialéctica en guaraní de los caciques.  Su lengua ancestral lo confirmaba, tenían su propio pensamiento. Envidié y entendí porqué habían asistido a tantos mundiales y ganado la libertadores varias veces para ese entonces. La sorpresa se volvió admiración, en respeto, incluso lección.  Fue una emboscada a la identidad en el bosque seco de Pomasquí, fue un vuelo de moscas entre elefantes, viajando contra sentido en la homogenización global. Sentí no saber que decir, no tener lengua, ni ideas propias. Pensé confundido, opuesto.