jueves, 22 de enero de 2015

Viva el Muerto

El otro día escuche ¡viva el muerto! en el cumpleaños del muerto.

Hoy Ecuador está muerto. Futbolísticamente fallecimos esta noche sin jugar, mirando. Dependimos de otros al final. Fue una muerte lenta de 90 minutos, injusta como todas. Fue una muerte de otros, de otros tiempos, de vidas ajenas, como esas que husmea la gente en internet o en un parque. Fue un empate medio transado entre incas y guaraníes que nos dejó fuera.

Fue al equipo juvenil de Vizuete con más cartel de los últimos tiempos al que le pasó esto, cuando todos sus partidos había jugado y dependían de Perú y Paraguay para seguir con vida.  Un paraguay al que le habíamos ganado en el minuto 88 con gol de un defensa de Liga Cangá, y un delantero Parrales hijo de ex futbolista manaba, que militó en el Villareal de España y en el Nacional en los últimos dos años en su formación como juvenil. Esta sub 20 de Vizuete juega bien y por momentos es excelente, tiene varios jugadores de primera división.  Hay abolengo, hijos de glorias como el de Pepe Pancho Cevallos o Robert Burbano. Cuatro están en clubes europeos, varios jugaron el mundial sub 17.  Cevallitos es un gran mediocampista, una mezcla de lo mejor que ha producido esta tierra, un Hamilton Cuvi con visión, grandote y recuperador de balón como Nixon Carcelén o Alfonso Obregón, una garra a lo Edwin Tenorio,  y cabeza fría como Segundo Alejandro Castillo. Jugadorazo. Un cinco que parece diez. Fue compañero de Pirlo. Pero estamos muertos en la cabeza.

La cabeza ha hecho y hará cosas buenas y malas por nuestro fútbol, ese no es el problema.  Declaró Sixto Vizuete que el equipo viajó incomodo y jugó sin descansar contra el favorito para luego jugar a día seguido con todos los que venían descansados. Si y no. Lo que pasa es que el calendario le hizo jugar desde las gradas la última fecha. Lo que pasa es que Perú nos ganó bien o mal en la kancha y nos dejó afuera, porque todavía jugamos contra doce frente a Argentina y Paraguay, y esas cosas en el fútbol hace rato que no cambian por más de 16 años. Pero en esos detalles podemos dar ventaja. El resto es mérito de la cabeza y sus partes, del proceso, y de como es esto, porque así es el fútbol.

El famoso eso en fútbol se refiere a lo inexplicable que la mayoría de jugadores e hinchas atribuyen a Dios, la suerte, o a la vida. Aunque que en términos de equilibrio quizás representan una división, una pelea interno, una lucha que no permite la armonía, la que brinda resultados, un conflicto que se puede reflejar en una mala suerte que puede durar décadas, pregunten a Perú, Bolivia, Colombia, pregunten lo que dice Bielsa del éxito, la vanidad y disputas que genera.


Cuando Cangá le hizo el segundo gol a Paraguay el mundo estaba al revés como dice Galeano, Ecuador ganaba a última hora con gol de cabeza, de favorito pasaba a muerto a revivir con el Gol del jugador mas triste y enojado de la cancha, proveniente del equipo rival del presidente, un juvenil que había debutado en la selección absoluta y en Liga fue titular toda la primera etapa del último torneo, el capitán del equipo designado por Sixto, que le daba la razón una vez mas ante todos los que lo quieren ver fuera y creen ese discurso mediático que todo esta mal y se necesita algo nuevo, que estamos en nuestro peor momento, agonizando. Casi se nos muere el fútbol por de disputas internas entre dirigentes que se quieren arranchar el éxito, y por eso en esta ocasión merecemos quedar fuera, porque el fútbol, como muchos otros ámbitos donde hay poder, está fraccionado, enfrentado.
Pero Adelante, la vida continua, dijo Pepe Pancho por tuiter felicitando a su hijo y los cracks derrotados.

Escuché ¡Viva el muerto! justo antes que alguien lo grite en la fiesta del muerto esa vez en mi cabeza. Luego hoy cuando agonizaba el equipo de Sixto Vizuete injustamente, cuando la guerra mediática finalmente derrotaba a un puñado de guambras soñadores, con su capacidad de registrarse en el imaginario colectivo, en las energías del universo que conspiran en forma de azar en la cancha, esas ganas que tenia tanta gente que nos vaya mal.