jueves, 13 de mayo de 2010

Ruta el cinto-torohuco-cruz Loma

Ver las cosas desde arriba, salirse de la situacion, irse, alejarse, ver la perspectiva mas amplia, a veces ayuda. Ver la ciudad desde arriba te hace pensar en lo que realmente es, un hermoso lugar en los andes, donde llegamos, y hemos querido imponer nuestras cosas sobre las que ya habian.

El titulo debió ser balcon quiteño, como ese barrio que esta ruta atraviesa, mientras mira a la ciudad desde lejos, de sur a norte, para finalmente apreciarlo todo, desde lo mas alto. El tema debió ser balonpedico, pero es otro, tiene que ver con una meta de altura verdadera, unos 4 mil y mas sobre el mar, un sitio donde veras la fuerza vigilante de este maciso desde su mirada.

Al punto de salida se llega por la Mena 2, en la moran valverde se dobla para arriba, se pasa una parte con mucho comercio que parece calderon o shangai, luego se ve el letrero que anuncia a LLoa, El Cinto, en esas blancas con fondo verde de transito que casi nunca mienten. Cuando terminas de culebrear cuesta arriba unos 10 minutos , estando ya feliz por sentirte fuera de la ciudad con los sixes y primeros alambres de puas en troncos, llegas a la bajada a lloa. Estas arriba de una montaña que te da la posibilidad de un valle desolado a un lado y otro superpoblado al otro. El que Quito ocupa es el que ves si decides bordear hacia tu derecha, por la ruta del canal de agua, debajo del Lungui, una especie de panecillo mas puntudo, pero virgen, sin virgen.

El sendero que tomas tiene una puerta o recuerdo de puerta vieja, de hacienda pareceria, y el piso es de cesped, como si fuera una pista de caballos de carreras de elite, con arboles y animales a tu paso. Parece cuento. Si estas en caballo de acero se te vienen 9km de suave pedaleo eco turistico, como algun dia le dijeron a un amigo en la ruta del sol. Aqui tambien hay sol, pero no te pega bordeando el mar sino la ciudad, por arriba. Te quema asi no asome, te deja pasposo si insistes. La vistasa comienza con Chillogallo a tu derecha, muy abajo, y rumbo norte sigues mirando como la ciudad es un valle de esos que algun dia hiciste con papel higienico y engrudo. Hacia el sur se ve su amplitud de embudo, cerrandose en la mitad como cintura de avispa, donde uno empieza a ver la espalda de la virgen del panecillo cerca, y los tuneles como una nariz por donde salen hormigas con ruedas. La ciudad está tan a tu alcanze que girando el pescuezo 180 grados ya vez desde el blanqueado hasta casi la jipi japa. Te quedas loco con la grandeza de nuestra pequeña ciudad franciscana colonial, expandida hasta tomarse los pueblos donde en alguna otra epoca se visitaba. El sur es enorme te acuerdas, desde lejos el estadio del papa aucas es el de cesped mas verde, pero las decenas de canchas color tierra, polvo, cangagua, y cemento son mayoria.

Sigues trepando en zigs zagas leves y te das cuenta que el parque metropolitano es un lunarzote verde y peludo, rebelde, que quiere darse con las varillas, los reemplazantes de redondeles, el asfalto ese que como yerba mala tanto crece. El atahualpa parece un estadio del pasado que le empieza a temer a la modernidad, parte de su entorno ya no se parece mucho al Quito que imaginabamos. Pero para tu suerte en el camino te pega un chiflon de viento de páramo y no hay vuelta que darle, no estas en miami. Unos tipo copihues asoman por ahi, luego de otras flores amarillas y rojas, dan para pensar que de ahi salieron los colores patrios y no de la sangre derramada ni de el amarillo del corrupto oro.

Luego te vas para el norte, pasando por el centro, que lo miras por debajo del hombro, viendo el perfil de la virgen y de fondo el valle de tumbacó, con un gran manchon marron donde pronto sera el aeropuerto y una pisinota que es el reservorio. Magicamente el camino se convierte en cancha de futbol, se comieron un par de metros de ladera, mas unas tuberias de arco, ponte 4, ser armó el futbol en la altura... no vi potenciales jugadores, solo varios perros patojos, llamas timidas vanidosas, ovejas nerviosas, y hasta un lindo gallito gallazo.

A todo esto me acuerdo que estabamos sobre el famoso canal de agua del cinto cuando se llega a una puerta del tanque de agua de torohuco, donde el camino se une con el que sube de la cima da la libertad, es decir, estamos mas arriba de la cima, donde mismo estamos. Ahi ya son 10k, y puede resultar que uno este fresco, mas si va en jeep, pero tambien en bicicleta, y quizas a pie. Pero. El barrio balcon quiteño, del cual alevosamente queria plagiar su buen nombre, resulta serlo en efecto, un empinado lugar donde se llega superando muchas piedras en el camino.

Es como si hicieras un balcon en el primer piso con Quito en miniatura a nivel de la calle. Te quedas loco, hasta llega bus, y una señora vende guata a dolar ochenta en la tienda. Conversó que el domingo 16 hay minga, que anote que sino me voy a olvidar, y que si he de tener amistades ahi, para ver si nos dan una manito, o una volqueta o adoquinado mejor. Ya veo eso seño, cóbreme de los panes y las colitas, digame que barrios no mas eran....: los angeles, atacaso, santa lucia, balcon quiteño, osea, desde el templo de la patria, para arriba, somos bastantes.

Ya pasando esta breve y lejana medio urbanizada parte medio rural, que es quito quito quito, donde hasta hay la nueva nomenclatura y seguro hasta se aplica lo del pico y placa, te vuelves a topar con la montaña de una, como si fueras un escalador de esos admirables y te lo merezcas, pero en verdad lo que pasa es que estas en Quito. El asenso pronto te pone de frente al rucu pichincha a tu izquierda, te acuerdas enseguida del famoso hongo, aunque no del año ni la fecha. Como muchos quizas recuerdes barrer cenizas y guardarlas en un recipiente de vidrio fabricado para otra cosa, o tengas por ahi una foto de esas que vendian en la calle ese mismo dia horas mas tarde de la explosión.

Ya casi llegando a las antenas se empieza a ver al centro norte y el norte, con las grandes montañas mas allá de los valles como marco, las nubes como cortinas cerrando lo que podria ser todo el distrito. El sur se parece al norte pero en una version mas amplia y gris, predomina el color bloque y las vigas de la esperanza saliendo de los techos de las casas de una, dos o tres plantas, como pelos parados, vigas que quieren ser columnas y dar mas techos. El centro es un pedazo de historia congelado, como que ahi el tiempo pasó con mas calma, aunque paradójicamente ahí empezó a transformarse todo, la ciudad pareceria parida desde ahi, ramificada en todas direcciones, con miles de barrios como hijos, abarcando casi todo el territorio que ocupa el horizonte.

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