miércoles, 4 de agosto de 2010

LDU Tokyo

Cuando nacía el sol por aquí al otro lado del planeta ya moría. Mientras un desayuno era arroz con algún seco, al otro lado algún arroz se comía con curry. Mientras cantaban canciones de los beatles en japones Ulises le hablaba en ingles al arbitro. Mientras madrugamos al comienzo del partido nos madrugaban al final.

El partido, como no podría ser de otra manera, fue jugado como una final. Los ecuatorianos, que representaban no solo a su barrio, su ciudad, su país, en este caso, su continente, habían atravesado medio mundo para hacerlo. Y si recordamos que para muchos de nosotros cualquier partido es una final, tenemos que recordar también que cualquier final es simplemente un partido . La vida continua, el día aquí recién comienza. El estadio Nacional de Tokyo cantó, aplaudió, en una demostración japonesa de buen vivir, seguro ni un solo chicle fue botado al piso. Una vez mas nos dan ejemplo de disciplina, juego limpio, y perseverancia. Esa isla que no tiene nada mas que invasiones, guerras, y su recurso natural mas importante es el gran poderío humano. Que acertado ese sistema educativo que plantea mayor énfasis en edades menores.

Varios autores resaltan la oportunidad de impartir valores a través del deporte, hecho social que hace visible el comportamiento humano y genera situaciones para poner en práctica ese conjunto de criterios que creemos tienen importancia, que la psicología dice es el que genera conductas tras un fin, la sociología asegura cambiantes, las psicología social cree una conducta existencial, la educación busca potenciar para el desarrollo humano.

Varios jugadores e hinchas hoy fueron esfuerzo, estética, juego limpio, liderazgo, autorrealización, intercambio cultural, perfección en la ejecucion, amistad internacional, comunicación, tolerancia, etc etc etc, incluso los que nos sacrificamos unas horas de sueño por realidad.

La conclusión, viene clara como el sol rojo que hoy eclipso nuestras estrellas, tiene que ver con la forma en que mi equipo perdió, y el otro ganó, en un claro ejemplo de que incluso el deporte de alto nivel e hiper mercantilizado puede cualquier día dar cátedra de buen convivir entre humanos. Bien por mi equipo, perdió con la misma entereza que muchas veces ha ganado.

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