domingo, 3 de enero de 2010

Mas acidez

Es día de solazo, como ha sido últimamente, tan complaciente como castigador. Este astro podría presentarse aquí cualquier mes, así que no es la gran cosa. La gran cosa parecería ser esa tregua que la carrera contra el calendario quiere darnos, un inventado comienzo mas, un respiro mental. Mañana será lunes y estará sobre cargado de expectativas. Estos días son para pensar deseando dicen.

Y hablando de lo que uno habla, del sonido de tus deseos, el signficante, lleva el valor que tu le imprimas, el significado. El significante trata de empatarse con el significado para así dar sentido a una frase. Aquel ¨feliz año¨ que te agobia y te compromete, es un absurdo irrealizable, incluso linguisticamente. Pretende abarcar mas de lo que puede. Dependemos también del contexto, lo pragmático, por lo tanto, algo de buena intención se va al traste de inmediato si no están dadas las condiciones. A un enfermo terminal desearle un feliz año no cabría si este tiene solo un par de meses mas de vida. Es un ejemplo extremo pero entendible. Además, la semiótica indica que el significado de algo realmente tiene valor lingüístico cuando tiene relación con otros signos. Un campeón existe porque hay un perdedor. Un feliz año existe porque hay uno malo. Y para colmo, es muy impreciso desearse lo mejor sin saber que va a ser realmente lo mejor a la larga. Salud, dinero, amor, los típicos augurios, también son significados asociados a objetos cambiables. La idea no es protestar siempre, pero tampoco es adular y aceptarlo todo, han querido lucrar con las emociones de la gente, y la gente cae, compra, y luego tiene que comprar para seguir feliz. Desde que nació el hijo de la sicología y el mercadeo, esa obsesiva carrera por ser sentirse bien, o feliz, se ha convertido en una industria que domina la cultura, tiene como punto máximo de expresión y agotamiento el fin de año. Son tan asfixiantes los extremadamente ingenuos optimistas como los cool oscuramente pesimistas, ambos terminan queriendo que rindas cuentas, ambos son víctimas modernas.

Propongo quememos el empalagoso momento de desesperadas búsquedas, aspirinicas autoayudas, proféticas cartas astrales, sucias limpias, brujerías nuevas, rituales de fertilidad, declaraciones de falso quemimportismo, intentos suicidas fallidos, consejos de revistas, etc. Inútilmente pretenden suplantar a la iniciativa humana, el esfuerzo, y el azar, los únicos que no prometen prosperidad o felicidad, pero si podrían.

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