martes, 22 de septiembre de 2009
lunes sabado
El partido de regreso a su barrio lo tenia diferente, ni impaciente ni tranquilo, en un estado previo a un partido que es mucho pero a la vez no es tanto. Lo mejor era que siendo lunes se sentia como en viernes, o sabado. Su amigo lo llamo a ser parte apenas supo que se encontraba de regreso. el viaje lo tenia maltrecho. Los dos jugadores salieron temprano a la cancha para toquear el balon con anticipacion, para calentar y agarrar confianza. Minutos mas tarde asomo el canica, el bolon, y el pililo, todos ellos conocidos de perez, que volvia a su tierra para jugar ahora a defender el honor no de donde viene, sino de donde comenzo. Al sentirse un embajador en canchas lejanas, perez se tomo muy a pecho eso de representar a su suelo patrio. Ahora simplemente representaba a un grupo de amigos, de sus amigos, lo cual tambien era valido. El se sentia tan local que podria haber caminado a su casa, uno de los jugadores era hasta primo. Con otro habia compartido canchas en la infancia, mientras que con el tanque que pivoteaba en el area rival habian sido campeones con otro equipo. Primeros contactos con el balon y la mikasa tiesa que le cachetea al empeine para que se despierte. La altura amenaza con robar aire y en los primeros ahogos el sudor lo ratifica. Los jugadores ya no son personas en un lunes, son maquinas de vapor invisible que a la vez lo desaparece todo, en la cancha las asignaturas toman forma de coberturas, goles, pases, centros, cambios, dribles, lo que concluye o mas bien resulta en una goleada. El ahogo numero cuatro del dia se produce al final, ya con el cansacio decidiendo, influenciado por las ganas de cumplirle a la estetica, el equipo terminaba tocando de primera y por bajo, siempre buena señal en el futbol. El partido se acabo en silencio del rival. Ya de regreso a la casa, perez volvia a ser perez, el lunes ya no.
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