Terminando
el congreso de deporte en Cuba me
pidieron pronuncie unas palabras sobre lo que este habría significado para mí.
Frente a un auditorio de investigadores y educadores del deporte de los cinco rincones del planeta, bajo los
efectos de la emoción, el nervio, el orgullo, el frio del aire
acondicionado, más que la razón, hablé lo que latía. Improvisé algo que ya ni recuerdo. Era uno de esos momentos en el tiempo donde no se
puede asimilar nada mas que la adrenalina latente de vivirlo, un momento que no se
puede evaluar sin disfrutarlo primero. Si hubiera tenido tiempo habría escrito algo para leerlo con calma, y aunque el ¨era¨ no existe, y no lo hice, aqui como en el deporte, está mi revancha.
Quisiera poder alterar el tiempo como los cubanos lo han hecho y volver a ese panel para decir algo así:
Buenas
tardes ciudadanos del mundo deportivo,
El martes comenzaba luminosamente esta semana, bajo ramas de gigantes Jagüeys, y el sol caribeño infiltrándose entre ellos, hacia el parque donde visitábamos el proyecto
deportivo comunitario Por la vida. Apenas empezaba la jornada, y como diría algún
trovador cubano, a mí ya se me humedecían los ojos. Sucedió al conocer el círculo de abuelas. Escucharlas
dichosas, cantándole a su cielo azul, orgullosas de su tierra, mientras bailaban
sonrientes, una música que sus voces y palmas juntas hacían, me
anudaba la garganta de añoranzas. Extrañaba, recordando, a mis hermosas sonrientes abuelas. En
esos rostros lindos, llenos de sol, tiempo, como desde niño, vi ejemplo, resistencia, vi
valor, salud. Fue el gran comienzo de un viaje muy presente al pasado, y a perspectivas
futuras, a un museo viviente de vida activa y saludable, esa que los humanos
llevábamos antes con mas naturaleza, con menos desarrollo. En ese parque
también reían escolares, bebés lloraban, embarazadas respiraban. La vida
transcurría alegre, en comunidad.
Luego
fuimos a un centro infantil preescolar, ahí jugaban los nietos de la
generación que ha vivido el antes y el después del socialismo, con sus problemas y defectos, pero con el aire mas puro y la tasa de mortalidad infantil más baja de América. Compartíamos preguntas
y respuestas con los amables y educados guías cubanos del Inder, instituto del
Deporte cubano. Preguntó acertadamente la Dra. Marilyn de USA, ¿donde están los
niños integrados?. Le respondieron que ellos estaban en un centro especial en
otro lugar. Llegaban puntos de vista
diversos de toda la orbe, alrededor del deporte y la educación. Esa
misma tarde, la Dra. Nakamura de Japón, de la oficina de alto rendimiento olímpico
nipona en Londres, y la profesora Wendy, una educadora especializada en necesidades
especiales de Birghminhan, también compartían sus visiones al respecto. Ya en el vigorizante almuerzo multicolor acordábamos en la diversidad de
sabores y gustos, en que hay pocas verdades absolutas. Paseamos en un Cadillac del 50 a diesel, tomamos mojitos
en el mismísimo lugar que el viejo Hemingway lo hacia con el mar, en la
impresionante Habana vieja. Inundados de turistas cantaban ahí grupos de
soneros que todo lo convertían en salsa y baile, desde canciones populares
latinoamericanas, como ese axe brasilero de moda que hasta mi sobrina de dos años tararea, o el eterno sigo siendo El Rey
mexicano que aman los galanes, que canté con efervescente rebeldía, en las venas mentoladas. Con dinero y sin dinero, caminamos la tarde completa, por rincones angostos de calles donde niños ahora juegan a ser Messi, donde los edificios y las costumbres se niegan a obedecer calendarios. En la Habana, la dicha de ver más árboles y personas, que
publicidades y máquinas, me hizo caminar kilómetros hasta el dolor de plantas y articulaciones entendiendo.
Al
segundo día de visitas fuimos a una escuela que lleva el nombre de un prócer
boliviano. Nos recibieron una niña y un niño pioneros, del proyecto de
liderazgo ciudadano en escuelas. La niña, de padre mexicano, se alegró al
escuchar que mi acento era parecido al de ellos. El niño, explicó muy
claramente el sistema deportivo de la escuela. Feliz, contó que ahí había
tiempo para jugar todos los días. En las
paredes de la escuela se evidenciaba la importancia de José Martí en esta
tierra, sus frases igualitarias y progresistas, adelantadas, convirtieron al
educador, escritor, y gran pensador cubano,
en uno de los precursores de las ideas que
derrotaron a los tiempos modernos, de la revolución que logró detener el avance
despiadado de la industria. Al final del
recorrido, nos encontramos en un vaso de agua muy refrescante, en vasos de vidrio
compartidos una y otra vez por generaciones. La pureza del liquido vital daba
fe que a veces lo mas simple, lo mas natural, es lo mejor. Gente del deporte de
diversas latitudes escuchaba como ese recinto escolar fue el lugar en que
sitiaron a las tropas de Batista en el 58, para su posterior exilio y comienzo
de esta nueva era. ¨No era un ejercito,
fue gente del pueblo la que luchó y los sacó¨,
comentó un taxista corrigiéndome, cuando le conté mas tarde. Las
emociones se volvían históricas, trascendentales, la visita a un país que
propone vivir de otra manera sentía casi
como estar en medio de un lúcido sueño. Al día siguiente comenzarían las
exposiciones científicas, pero sin antes alargar ese sueño en una noche
lluviosa tropical, en las que aparecieron bailarinas y bailarines de ballet flotando en un escenario,
contando historias con una fortaleza delicada sincronizada, en un
demostración artística de la belleza humana en movimiento que yo nunca había visto en persona. La conversación
había comenzado.
El
deporte, la historia, la aldea global, el socialismo, el capitalismo, el
nacionalismo, la discriminación, el sedentarismo, temas discutidos de forma
académica. Como esos árboles gigantes que vi en un parque camino al primer día
de charlas, ofrecían sombras refrescantes de conocimiento. El taxista, hijo de
un diplomático fallecido que había trabajado en Quito, contó que su padre había
trasladado a los gallos de pelea que le envió Fidel al presidente ecuatoriano Febres
Cordero, allá por los ochentas. Luego, esa anécdota fue superada, al relatar
que el comandante quedó tan impresionado con una intervención en el palacio de
convenciones donde nos dirigíamos en el
2007, de nuestro actual presidente Rafael Correa, un académico de la economía
del desarrollo, que lo mandó a llamar a una reunión personal. Mis revoluciones
estaban a mil. Sin embargo, llegando al palacio, en el taxi del hijo del
diplomático, me negaron la entrada, por andar en shorts. Igual le pasó en una
cafetería lujosa de Viena a mi padre turisteando, para vergüenza, lamento, y anécdota divertida de mi madre.
Comenzaron las charlas con un saludo motivador de la presidenta. Nos recordaba nuevamente que somos gente del deporte, gente que puede. We are, ¨we can people, como había dicho la noche anterior en la
inauguración del congreso en el teatro. Luego, la española representante
de Unicef para la región, reportaba que en toda América como en muchos lugares del mundo se
juega para vivir mejor. Enfatizaba que el deporte y el juego es un derecho
universal de la niñez tan importante como todos, pero sobre todo, un agente de cambio social,
al ser un lenguaje universal.
Rosa
de Venezuela, ilustró excelentemente con la Mafalda argentina de Quino, la importancia de entender y abrazar la
diversidad. Además, recordando el discurso de Chico Buorque, el ministro de
educación de Brasil, no el cantante, aunque con igual fuerza en sus palabras que
la canción construcción http://www.youtube.com/watch?v=JnOAYO8aOrU
) , planteaba la contradicción de la inclusión global y la exclusión local. Me enorgullecí recordando que mi país intenta respetar al medio ambiente otorgándole derechos en la constitución, y que la iniciativa
Yasuni itt plantea algo que el aclamado discurso de Buorque incluye, una
corresponsabilidad global por el cuidado de la selva del Amazonas, pero un
reconocimiento con recursos a las naciones que la preservan.
En
la pausa activa las endorfinas bailaron desde cabeza hasta las cinturas, pasando por hombros, caderas, con música
alegre que nos recordaba, ¨ acere¨, estábamos en Cuba,
A
continuación, desde Norteamérica nos motivaba la charla sobre el universo de
posibilidades en la aldea global conectada, invitándonos a colaborar
internacionalmente. Avizoraban desde Australia la inminente llegada de la tecnología
a las clases de educación física, y la importancia de entender las
particularidades en la investigación de campo. El concepto de garra, resiliencia,
o salutogenic como lo han llamado los
científicos, de trabajar en potenciar y ver lo bueno que todos los humanos
poseemos, llegaba desde noruega pasando por Oceanía, validando mi creencia del
deporte como una escuela de vida, en el permanente reto del buen vivir.
Charlas
especializadas planteaban diversos temas, desde un estudio a un club de fútbol
niñas de origen marroquí en Holanda, hasta la milenaria danza japonesa, y su
importancia cultural en la educación física. Mi presentación salió, los presentes
jugamos piedra papel o tijera, vivenciando así la importancia psicosocial del juego. Al día siguiente, en el foro general, sentí
orgullo de ser longo ecuatoriano otra vez, cuando mi compatriota cuencano iniciaba
el debate sobre los resultados de tantos años de investigaciones y avances
científicos, e intervenciones a comunidades. Lo hizo de una forma frontal,
firme, y honesta, puso el dedo en la llaga.
Remató la idea calmadamente con
una elocuencia precisamente clara, como los
trazos elegantes del Pibe Valderrama en la cancha, un académico bogotano.
Aparecían
más charlas interesantes, como esa en el almuerzo, con un investigador
futbolero de Portugal y su esposa, con los cuales bromeábamos los ecuatorianos
orgullosos, nuevamente, recordando les habíamos ganado recientemente en un
amistoso de fútbol. Le conté que mi perro se llama Figo. Me contó que José
Mourinho tiene como gran soporte en su equipo a científicos de su Facultad, de
la escuela de deporte de Oporto. Yo intuía que había mucho sustento detrás de
esa arrogancia ganadora de Mourinho, pero no sabía lo científico que era su
éxito.
Otra
charla interesante fue con el doctor Roger de Canadá, en el bus camino al
teatro en la inauguración. Viviendo en Cuba actualmente en su año sabático, y
habiendo vivido en Buenos Aires, Santiago, entre otras capitales de nuestra
América, él comparte aspectos de la visión latinoamericana progresista. Esa que
cuestiona al desarrollo que nos aleja de
la actividad física, mental y de la salud, que acaba con el medio ambiente y la
vida en comunidad, nos llena de autos, máquinas, controles remotos, necesidades,
e inseguridades, dictadas por el mercado. Esa idea que luego la expuso magistralmente
en su presentación, resume lo que dijo recientemente el presidente Mújica de
Uruguay en una reunión entre naciones. La idea ancestral de los aimaras, que como
contó Mujica, también compartían antiguos pensadores como Séneca, y Epicúreo. Ese
gran campesino presidente uruguayo, que nos
recuerda el pensamiento Aymara que ¨No es pobre el que tiene poco, sino el que
siempre necesita más para ser feliz. ¨ Roger contaba y demostraba gráficamente
que una vida activa es mejor que ir al gimnasio, que tener mas comodidad, mas
industria, mas tecnología, no es necesariamente mejor.
La
semana rápido paso y sin esperar al tiempo como lo ha hecho la isla. Preguntó
alguien el significado de este encuentro e intercambio entre gente del deporte.
Quise ver el vaso de vidrio medio lleno, pensar en este congreso como un punto
de encuentro y de partida, un lugar para la meditación, para retomar fuerzas, una
visión para seguir avanzando, como lo eran las Apachitas en los Andes.
las
Apachitas, esos lugares místicos de cambio espacial donde se siente un
magnetismo especial por estar ubicados en las alturas, en la cosmovisión
de los Inkas, los Kiwchuas, y los Shirys, eran muy importantes. Eran esos lugares de
descanso y meditación de los caminantes, donde divisaban los valles y como un ritual de
esperanza depositaban tres piedras recogidas en tres escalones en el piso, representando permiso y tres deseos al entrar a un espacio y un tiempo diferente. El escalón pequeño contendría la piedra con un deseo personal, el siguiente un deseo para la familia, y la mas
amplia un deseo para la comunidad. Deseo personalmente seguir el camino armónico
del deporte y sus enseñanzas. Deseo, por
esa familia científica y deportiva, siga aportando a la equidad y el
desarrollo, desafiando al tiempo si es necesario.
Deseo la comunidad planetaria encuentre un punto medio en el desarrollo, como dice Mujica,
respetando la naturaleza, poniendo al mercado en servicio de los humanos y no
viceversa.
Y como el tiempo nos ha probado que las buenas prácticas siempre vuelven, debo recordar en este escrito el día de la semana que faltaba, debo vivir ese lunes de abril en el que caminé por la plaza de la revolución, empezando este viaje, desde mi casa temporal habanera, en el barrio del vedado, hasta la ciudad deportiva. El día que me encontré respirando un aire fresco y nuevo, admirando edificaciones respetuosas con la ciudad y el ambiente, en veredas amplias bajo árboles imponentes. Ese día, mientras descansaba en una sombra el trayecto de dos kms, levanté la mirada para leer un anuncio de los pocos que habían en las calles. No era uno de esos que te dicen que te falta comprar para ser feliz. No era el del poema que había leído en la cuadra anterior. No era el de una mujer hecho objeto para promover ventas. Era uno sabio que me recordaba en ese calmo transpirante cansancio desintoxicante lo que dijo aquel doctor argentino que impulso el ajedrez y la liberación de las ideas propias en la isla y todo el continente...
¨ La única forma de impulsar las tareas es yendo delante de las tareas, demostrando con el ejemplo como se hacen .. ¨ che guevara
Se que recordaré eso y todo lo que ha significado el congreso, se que pedalearé mi bicicleta en los ríos de autos en mi ciudad moderna arriesgando mi vida, que me intimidarán con sus bocinazos y me envenenarán con sus escapes, que miraré más árboles perder terreno frente al concreto, pero sé que lo haré, con ese activismo que es el único que tengo, que me divierte, ayudándole a mi corazón en cada girar de piñones, ejemplificando mi descontento. Trataré sea el ejemplo que me ha dado Cuba. Donde las cosas no se botan fácilmente, se limpian y se usan nuevamente como me enseñan los abuelos. Donde se valoran las personas ayudando, donde se camina mucho. Donde el ritmo está en los aplausos, los sabores en los silencios, alegría hasta en los problemas. Sé que todo esto suena muy soñador para un congreso científico y parece salido de un sueño romántico, pero así lo siento hoy, y por eso termino invocando palabras de un colega educador en su poesía, como un agradecimiento y reconocimiento a todo lo que el deporte me ha significado en la vida.
Sueño Despierto
Yo sueño con los ojos
Abiertos, y de día
Y noche siempre sueño.
Y sobre las espumas
Del ancho mar revuelto
Y por entre las crespas
Arenas del desierto,
Y del león pujante,
Monarca de mi pecho,
Montado alegremente
Sobre el sumiso cuello,
Un niño que me llama
Flotando siempre veo!
Muchas Gracias
2 comentarios:
Me contagié de una sensación tan agradable con tus palabras. Este tipo de experiencias son maravillosas y me alegra que lo hayas vivido, me alegra también que lo hayas escrito y así haya podido leerlo. A fin de cuentas, más allá del crecimiento que implican los viajes y en tu caso es también un crecimiento profesional, son estas las cosas que a uno lo hacen sentir vivo... y de eso se trata nuestro paso por este planeta.
Me encantó leerte.
Saludos!
Adriana
bacan adriana muchas gracias
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