Han formado un equipo que pronto compartió risas y llantos. El azar de los nuevos tiempos les reúne dos tardes a la semana en el gramado de Zorroza. Provienen de distintas latitudes, culturas, y aspiraciones. Vestirán con orgullo el morado del centenario club de su barrio. Jugarán en la Liga Amistad de fútbol de Bilbao para nacidos en el 2017.
Danel
Fornido portero que dice querer quedarse bajo los tres palos porque no es tan bueno jugando. El míster sabe la verdad. Prefiere volar a correr. Le encanta zambullirse en el césped. Atrapa el esférico como una gaviota a un pez. Está orgulloso de su hermano bebé, que siempre le acompaña. Lo levanta con todas sus fuerzas, mostrándolo chulito como si se tratase de un trofeo hecho de pecas, rollitos, y balbuceos. Ya es un campeón.
Anthuan
—¿Por qué Lloras?
—Nadie me la pasa
—Entonces ve tú y quítales la pelota a los del otro equipo
El mister entendió que se trataba de un recuperador de balones, un aguerrido defensa que no soporta estar lejos de la acción. Se involucra siempre, le importa. Fue de los últimos en sumarse al grupo, pero no tardó en integrarse. Además de su risa contagiosa, tiene una divertida habilidad para silbar cómo árbitro. Es el referí oficial cuando juegan a los penales. Anthuan cambiará las lágrimas de frustración por adrenalina, silbidos, y sudor.
Nerwin
Simón Bolívar dijo que uno es de donde se lucha y no de donde se nace. También se es de donde se juega a soñar, diría su paisano Nerwin. El defensa central y todo terreno del equipo sabe lo que es cuidar de los demás. Su familia huyó de un país rehén de criminales, pero vale la pena cada vez que Nerwin corre feliz en la cancha. Sus ojos se agrandan aún más cuando el míster le explica algo. Talento le sobra para llegar donde quiera. Está en la edad y el lugar de los sueños intactos.
Etxahun
Aunque ganó la reñida elección para capitán del equipo por un voto, esa no es su mayor cualidad. Todos votaron por sí mismos, excepto su mejor amigo, que votó por él. Etxahun, como su nombre en euskera lo indica, es un chico de la casa. Su padre promueve la lengua nativa vasca y es dirigente barrial. En el campo Etxahun también refleja los valores locales y familiares. Es solidario, valiente, despierto. Dice con claridad lo que quiere. Le advirtió al míster que él sería el capitán. Astuto, amarró la votación.
Arai
Recorre la banda derecha de arriba a abajo mil veces por partido. A pesar de estar con gripe y moqueando todo el tiempo, es de los más fuertes. Nació en el 2018, pero ser menor o menudito no le impide disputar el balón con toda el alma. Por el contrario, se levanta como resorte después de cada choque. Su gran virtud es enfocarse en el presente. En una jugada única del fútbol infantil su propio compañero le dió una patada. Siguió jugando como si nada. Mientras el otro lloraba, Arai se preparaba para la siguiente colisión.
Lander
El lugar de entrenamiento a veces huele mal como la fábrica de alimentos cárnicos vecina. Es de los pocos campos con césped natural que sobreviven a la modernidad. Está rodeado de árboles, insectos, aves, montes, en medio de una gris zona industrial. Hay un aire silencioso e irreverente en esa verde isla de calma. Así es Lander, un jugador que habla más con los pies. Atiende callado y entiende con intención. Estará en el medio del campo, será un corazón repartiendo balones como glóbulos rojos. Hay claridad en el silencio, y Lander escucha.
Einar
El último partido de pretemporada Einar lo vivió con Ibuprofeno, reposo, y antibióticos, lejos de sus compañeros. Amaneció aquella mañana con un ojo cerrado, viendo con el otro que su sábado de fútbol se esfumaba. Alguna araña o mosquito quiso probar esa sangre tan liviana que tiene. Cada día saluda a todos con alegría y atrevimiento, como el míster les aconsejó. Es de esos jugadores disciplinados que rinden en todas partes, en la escuela, en casa, en el barrio. Por su calidez, se ha ganado el cariño de todos.
Mateo
La precisa zurda de Mateo será ideal para llegar con centros incisivos por la margen izquierda. En uno de los primeros entrenamientos se acercó al mister a decirle que no quería ser defensa. Muchos piensan que lo más importante es hacer goles, la fama de los goleadores en tv así lo dictamina. La cultura premia lo visible, el producto final, no el trabajo detrás del éxito, el de hormiga, de los obreros. El míster intentó explicarles esto en una extraña charla para ellos. No, yo no voy a ser defensa este año, le respondió Mateo.
Enzo
Entra como una tromba a la vida, y al campo, a cada momento. Imposible ignorarlo y no gozar con su picardía. Enzo será el delantero peligroso del equipo. En su corta carrera ya registra varias riñas, caídas aparatosas, y una inédita expulsión por propinarle una patada a un compañero. Es el más txiki de estatura, pero el que más palabrotas suelta. Busca el gol con el ímpetu de un rebelde, y ese es su tesoro escondido. Cualquier educador lo tachaba de liante, pero el míster escuchó sabias palabras de Vicente del Bosque sobre este tipo de talento. Son especímenes raros, en extinción, los que aún se atreven a romper las reglas. Hay que guiarlos, no reprimirlos.
Osama
Un día casi al final de la pretemporada llegó un niño flaquito y tímido bajo unos rizos junto a su madre. No miraba a los ojos a nadie. A pesar de saber cinco idiomas por haber vivido en distintos lugares en su corta edad, no hablaba. Tampoco entendía bien lo que le decían, ni el pisotón de un compañero (Enzo) a sus zapatos nuevos. El míster se confundía y le decía Obama envés de Osama. Al borde del llanto y la rabia transcurrió su primer día. El segundo día aprendió a decir pasa, pasa, y el míster, su nombre. Al tercero, Osama memorizó nombres y los agregó al ¨pasa¨. Pasa Danel, pasa Lander, pasa Einar. De repente, una tarde, se despidió de todos contento, y con una sonrisa, por primera vez. Al fin le pasaron la pelota.