Un día le prohibieron a Antonio ir al entrenamiento en bicicleta. Vivía en Tumbaco y quería pedalear hacia la quebrada bajando por el chaquiñan quizas, hacia el grupo que hizo historia con el a la cabeza. Era ese Nacional vibrante, que le supo anotar tres goles a River y bailarlo en casa, pero sin embargo perdió al final. Un equipo de esos que se vuelven en mito urbano, que tuvieron mas talento que los otros, pero al final no ganaron. Uno de los ultimos equipos criollos que emocionaron como los primeros, esos de Chachalaco, Ron, Voltaire, entre otros maestros. Seguro Antonio lleva de algo de ellos, mucho diriamos, pero algo lleva que dicen los antiguos no tuvieron, lo invisible de entrenar todo el tiempo, de vivir para ello.
Vale resaltar ese valor en Valencia, algo mas que el peinado para imitar. Su postura parecería garantizar que es un tipo muy recto, duerme bien, come sano, suda agua, baila en el día. Mañana volverá a hacer historia ecuatoriana a la inglesa, a la de caballero, la del entrenamiento que nadie ve.